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       Como su nombre lo indica, la lengua de señas chilena es una forma de comunicación manual que depende de la visión para percibir la información lingüística y del movimiento de las manos para su expresión (Estudio de la población Sorda en Chile: Evolución histórica y perspectivas lingüísticas, educativas y sociales), movimiento que se articula dentro de un determinado espacio y que conlleva significados distintos dependiendo de su forma. Los primeros precedentes de este sistema lingüístico datan en Chile desde el año 1926, con la fundación de la Asociación de Sordomudos de Chile (Demartini y Letelier, 2006), institución donde la comunidad sorda chilena comienza a ejercitar y educar en LSCh por primera vez. 

 

     La lengua de señas chilena se compone por unas 3000 señas aproximadamente, las cuales por sí solas, o en compañía de otras, logran significado. Además de esto, es esencial el conocimiento del lenguaje dactilológico, el cual tiene como base el movimiento de los dedos para representar cada letra del alfabeto chileno, esto a fin de deletrear aquellas palabras que no sean comprendidas por nuestro receptor, además el deletreo manual es usado en combinación con el lenguaje de signos para sustantivos, nombres propios, direcciones y palabras para las cuales no existe un ideograma o signo creado o es poco conocido por la comunidad signante, como ocurre con signos de reciente creación (neologismos) o palabras poco usuales (La dactilología, ¿qué, cómo, cuándo...? M. Josefa Vilches Vilela (2005).

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